jueves, 2 de septiembre de 2004, 12:26 pm
De: "Verónica"
Para: “Lola” dolores_lola_1969@yahoo.com.ar
No lo puedo evitar, no soy budista pero creo que Dios tiene un plan, y la idea es entenderlo y en lo posible llevarlo a cabo.
Habrá gente para la cual pasa desapercibido (incluso para mi también), pero no es falta de voluntad, es que a veces cuesta tanto entenderlo y leer entre las lineas que escribe Dios para cada día del diario de mi vida, de la tuya.
Descuartizo los minutos, hago autopsias de las horas, me guardo frases y miradas en frascos llenos de formol, para que no se echen a perder, para agarrarlas cada tanto y ver si al fin logro entenderlas.
Encuentro cosas locas como esta. Encuentro paralelos y cuestiones encontradas. Lineas que se bifurcan pero indefectiblemente siempre conducen al mismo lugar.
No solo me pasa a mi, lo se. Le pasa a todos, ojala los demás lo vieran también. Situaciones que se repiten. Frases que se suceden y que siempre significan lo mismo. Miradas parecidas.Pensamientos recurrentes.
La vida es un relato circular, no tengo dudas de eso. El destino se obstina en hacernos volver sobre nuestros propios pasos. Para que?
Sabrá Dios. Yo quisiera saberlo.
Tu presencia llego a mi vida como un carro gitano, lleno de cosas usadas, viejas, llenas de historias conocidas, leyendas urbanas, cliches, daguerrotipos.
Te bajaste sacudiendo todo tu rojo en el gris concreto, desparramando colores, miradas, carcajadas, gritos. Fuera de contexto a veces, quizá porque lo circundante no combina bien con vos, quizá porque sos vos, la que no quiere mimetizarse con este fondo.
Con tus manos gitanas, pintadas de bordo, repletas de anillos mágicos, tomaste la mía y leíste como en un libro. Sin titubear, sin dudas, cada cosa que tenia guardada celosamente para la mirada de los otros, secretos tan bien escondidos, que ya ni yo sabia donde hallarlos.
Soplaste algún polvo dorado sobre mis sienes, despejo mi cabeza, soltó mi pelo, libero a este poeta que me empeño en encerrar cada tanto.
Sentí que volvía algo de mi que se había llevado el viento, sentí tu aliento soplando en mi alma, como un huracán.
Hipnosis, sera, eso habrás hecho. Volví a tener 15, 16, 19. Volví a ver cosas que me había olvidado. Volví a escuchar frases que había escuchado. Volví a sentir olores y percibir gustos degustados.
Me senté en La confitería Suiza con Teté, me miro enigmática y me dijo:"cuantas cosas te estas quedando ahí adentro Verónica. Dejalas salir. El que las tiene, debe aprovecharlas. Veo sensibilidad rodeando tu aura, veo un destino intenso, veo búsquedas y hallazgos."
Me sirvió te, te en hebras, oscuro, amargo, me dijo que le echara unas gotitas de limón, que lo bebiera así, apenas entibiado. Pidió masas de almendras. Me explico como asir la taza, como tomar la servilleta, como mirar al mozo. Como pedir el servicio.
En muchas tazas, en muchos cafés, en muchas tardes, algunas mañanas, interminables noches, me regalo a Maquiavelo, me enseño a Borges, me explico a Cortazar. Me leyó a Yeats, me entristeció de Alfonsina, me hizo soñar con Homero. Caminar de la mano de Virginia Wolfe. Tratamos de leer a Sor Juana en penumbras, de entender el Kama Sutra y Ananga Ranga. De convencernos de que Jesús y Sidharta son definitivamente el mismo. Me obligo a escribir. Me obligo a hablar. Me obligo a estudiar. Me regalo un espejo mágico donde verme siempre hermosa, inteligente, donde los sueños no nacen del sueño, sino de la vigilia y se pueden abrazar contra el pecho.
Estudiamos las diferencias entre el cuarzo el cristal de roca, admiramos ágatas brillantes, nos pinchamos de amatistas. Me entere que Tiffany no era una señora burguesa. Paseamos por los pasillos del Alvear y me pidió que me descalzara y subiera los pies a la mesa. El mundo era mio si solamente lo intentaba. Si podía darme el lujo de sentir su energía atravesar mi piel desnuda. Entonces podía tenerlo todo.
A veces te pareces tanto que me asusta, a veces te pareces tanto que me maravilla.
Verónica
