martes, 28 de octubre de 2008

Si




Fecha: Mon, 12 Jul 2004 08:18:55 -0300 (ART)
De: "Verónica"
Asunto:Si
A: dolores_lola_1969@yahoo.com.ar

Si, hoy me hubiera gustado que vinieras, porque sé que hubieras disfrutado de ese olor a viejo tanto como yo.
Pero también te entiendo, sorry, te re entiendo. Ser mamá es una responsabilidad taaaaan enorme. Y es lo más, si, de la manito de esas molestias chiquitas vienen también un millón de sorpresas y de besos. No hay satisfacción más grande que ver sus ojitos abiertos de par en par, gracias a esas pequeñas o grandes cosas que conocen a nuestro lado. Y no hay emoción más intensa que esa de sentirlos refugiados entre nuestros brazos cuando los embarga la tristeza y la congoja, y saber que solo cerca de nuestro latido, se sienten seguros, protegidos y ¿qué puede pasar, estando dentro del abrazo de mamá? Se borran las tristezas, se secan las lágrimas, nadie nos puede hacer daño, somos tan gigantes y fuertes, tan importantes y perfectos.
Frustraciones intimas y chiquitas, satisfacciones públicas y privadas, la posibilidad de llorar con solo escuchar la primera palabra de sus labios y estremecerte al verlos dar sus primeros pasitos. No existe aventura más arriesgada y aguda, que elegir el camino de ser mamá. Hay que ser temeraria, inteligente, sensible y autoritaria. A la vez tener enormes cantidades de paciencia, un cuentagotas lleno de tiempo para racionar según las necesidades de los críos, actitud deportista para perseguirlos entre muebles y góndolas y algo de maga y de bruja, para percibir sus tristezas, para saber que se están por enfermar antes que el termómetro marque treinta y siete, para transmitirles fuerza para la prueba de mitad da año, aunque estemos a mil Km. del cole.
¡Cómo te entiendo Lola! Cuanto sentido tiene cada hora sentada estudiando algo que ya viste hace veinte años, si la recompensa es un diez para hacer una fiesta o al menos un siete, para dormir tranquilos.
Recorro también con vos este camino, lleno de sacrificios y alegrías, lleno de dudas y errores. Nunca me siento tan omnipotente como para desechar consejos sobre mi maternidad, mis hijas valen la pena y creo que por ellas debo escucharlos. Nunca me siento segura de aconsejar, cada mamá carga con un pequeño mundo sobre sus hombros y de ella depende que los seres que lo habitan coman, duerman, sean sanos, cultos y felices. Puedo compartir estos, mis errores y aquellos mis aciertos, pudo acompañar y entender, porque a mí “también me esta pasando”. Contá con eso.
Así que sigo estando acá, y espero haber estado en alguna hoja de la carpeta de Fran que leíste. Te afirmo que entraste conmigo pisando cada venecita de la Catedral de Santo Domingo, y se te llenaron los ojos de estrellitas mirando un sulky de 1916.
Es esto amiga, y me alegro de haber pasado este maravilloso domingo frío y soleado con vos, caminando por la calle Alsina, tiritando en una esquina de Defensa y Belgrano.
Me quedo con una mueca de fastidio de la linda cara de Nico estudiando matemáticas, te regalo la mirada maravillada de Gian sobre un cochecito para pasear muñecas del 1900.
Ah, y Te quiero.
Verónica

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