jueves, 24 de julio de 2008

Dáselo a el poeta

Fecha: Wed, 28 Apr 2004 16:35:20 -0300 (ART)
De: "Lola" dolores_lola_1969@yahoo.com.ar
Asunto: Dáselo a el poeta
A: "Verónica" veronik1373@yahoo.com.ar




Abro con mi llave esta puerta, y me llevo a el poeta por un rato.
Lo invito a que juguemos sin prisa y sin pausa.
Entro de su mano a una casa vieja con patio. Me late
fuerte el corazón y camino acompasada.
Quiero mimarlo, acariciarlo y atormentarlo. Todo
junto. Todo intenso. Todo en Paz.
También quiero que descanse tibio en mi pecho, que se
haga pequeño y pueda contenerlo en la palma de mi
mano, que respire despacio y beberlo sorbo a sorbo.
Contemplarlo. Mirar en el fondo de sus ojos y
zambullirme en un destello. Escuchar su silencio hasta
llorar. Mirarme en su espejo y entregarme.

Quiero darle primero un gran abrazo de pie. Ponerme en
puntillas cuando se eleva y arrodillarme cuando se
sumerge. Abrazarlo largo y, hundiéndome en su costado,
oler su olor para no olvidarlo nunca. Olor a magnolias
y a tiempo descansado. Me gusta su olor profundo.
Después quiero tenderlo en una alfombra blanca,
acomodar su pelo en una almohada mullida y ver su
sonrisa relajada. Suena un blues y un saxo derretido.
Oscurece y atizo el fuego, quiero mantener su calor.
Cierro los postigos y espanto a los extraños. Dejo
sólo la luz que se filtra por los vidrios azules de
las claraboyas. Echo cerrojo a la puerta. Detengo el
tiempo en este preciso instante y me recuesto a su
lado. Él cierra sus ojos sabios y sonríe. Despacio,
muy despacio lo miro y susurrando le digo palabras
suaves. Le pido que descanse, que se guarde intacto e
infinito, que silencie su grito por un rato. Otra vez
lo miro largamente y él se duerme breve.

Prendo dos velas sobre la mesa de piedra gris y mojo
pétalos de rosa en aceite de almendras. Le acerco un
olor húmedo y feliz para que sueñe un sueño de amor
cercano. Sirvo dos copas de cognac y las entibio.
En la cocina me rindo a los encantos de un arte
milenario y casi sin querer derramo especias coloridas
en un queso francés sobre tiernos brotes de albahaca.
Le serviré su cena erótica cuando despierte.

Se somete divertido a mis encantos. No pregunta.
Espera y se rinde a cada gesto. Come conmigo y bebemos
juntos. La noche llega de la mano de algunos poemas
que leeremos en voz alta.
Baudelaire le obliga una lágrima y Girondo dos.
“Nada ansío de nada,
mientras dura el instante de eternidad que es todo,
cuando no quiero nada”
Y gozo el goce de el poeta. Me embriagan sus rincones
oscuros. Me abraza y agradezco su ausencia de
preguntas. Nada importa ahora. Nada interrumpe este
mágico impacto. Quiero darle mi amor despojado. Que
nada enturbie lo turbio. Que nada sea pisabrotes de
esta fiesta.

Y el poeta se levanta. Y busca hondo mi cuerpo blanco
para retenerlo allí donde las palabras suenan huecas.
Y me acaricia y lo acaricio palmo a palmo. Ya no veo
ni pienso. Ya soy pura piel transpirada y manos
blandas. Somos una forma abstracta y uniforme de besos
y saliva. Somos dolor puro. Se me ahoga un grito en la
garganta y él llora derramado. Se detienen las
sombras. Se callan las luces. Todo se vuelve muerte.
Grita un grito que le brota del espíritu y me hunde en
un espasmo animal. Soy un vientre mojado. Soy pájaro.
Soy ángel. Soy la nada.

Y luego saldremos al patio a bañarnos con la luna.
Prendo un cigarrillo y me lo fumo lento. El poeta me
mira y me sonríe. Saco el cerrojo y dejo que se vaya.
Sin palabras. Sin promesas. Lo beso en la boca y
eternizo este momento.

Hasta otro encuentro.

Lola

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ojala pudieras verme mientras te leo, ojala pudieras sentir lo que estoy sintiendo.

Anónimo dijo...

No puedo verte, pero sí sentirte

Anónimo dijo...

Yo sin embargo puede verte, Lola.
Mis ojos tienen memoria.